jueves, 22 de julio de 2010

Somos Kate y Tom...

Esta canción está al final de ese disco tan normalito (y que tanto me gusta) que es HELP! y justo antes de esa canción tan popular que es Yesterday. No sé si por eso ha pasado desapercibida.
Y es Paul McCartney...
Una cápsula del tiempo un poco infantil -infantil en mi caso-, pero magnífica.

Y no creo que sea un tema de bolera, creo que es un tema de luces apagadas o, como mínimo, de ojos cerrados.

A caballo en el quicio del mundo

Me columpiaba en el vacío.
Las cuerdas del columpio se perdían en la negrura por encima de mi cabeza. Mis pies se balanceaban con una alegría absurda sobre la negrura del fondo.
Pero, ¿cómo sabía qué era "encima" y qué era el fondo? Sólo sabía que tras cada impulso tendía a volver a un punto determinado y que si cesaba terminaba por quedarme quieta en ese punto. Había algo allí abajo, una fuerza invisible que tiraba de mí.
Mis manos estaban en carne viva de agarrarse con fuerza a las cuerdas. Mi bonito vestido de los domingos se enturbiaba al no tener a nadie que lo mirase. Mi pelo ondeaba inerte con cada ida y venida. Mis ojos eran agujeros negros dispuestos a tragarse a todo el que mirase.
Me habías prometido que vendrías a buscarme, y eras demasiado encantador para no cumplir una promesa. Por eso el columpio se balanceaba feliz.
Recuerdo que te había abrazado llorando lágrimas azules, y había clavado mis uñas en tu abrigo del alivio que sentía, porque pensaba que no iba a volver a verte. Recuerdo que habías pasado tu mano por mi rostro poniéndote perdido de azul. Pero tú no te acuerdas. Ni siquiera sabes de dónde viene ese azul que tienes bajo tus uñas. Por eso no puedo llorar ahora, porque no recuerdas mis lágrimas. Tampoco te acuerdas ya de mi cara, por eso no soy más que un dibujo sin vida. No sabes quién soy porque no puedes recordarme. Y no basta que yo te recuerde. Por eso me he roto. Por eso ya no existo.
Aunque quizá, quizá tú no seas más que imaginaciones mías. Por eso, si yo pienso que vienes a buscarme y me llevas de paseo a la playa... Tú no serías nada porque no pensarías en mí, pero yo no lo sabría y podría creer que sí.
Quizá nos encontremos dentro de muchos años, o en pocos minutos en la playa. Y brillará el sol.